2
LA LEY DEL DAR
El universo opera por medio de un intercambio dinámico... Dar y recibir
son aspectos diferentes del flujo de la energía en el universo. Y si estamos
dispuestos a dar aquello que buscamos, mantendremos la abundancia del universo
circulando en nuestra vida.
Este
frágil recipiente lo has vaciado una y otra vez para llenarlo eternamente de
vida nueva. Esta pequeña flauta de caña la has llevado por valles y montañas,
soplando a través de ella melodías siempre nuevas...
Tus
dones infinitos vienen a mí solamente en mis pequeñas manos. Pasan los siglos,
y tú continúas vertiendo, y todavía hay espacio para llenar.
- RABINDRANATH TAGORE, Gitanjali
La
segunda ley espiritual del éxito es la ley del dar. También podría llamarse la
ley del dar y recibir porque el universo opera a través de un intercambio
dinámico. Nada es estático. Nuestro cuerpo está en intercambio dinámico y
constante-con el cuerpo del universo; nuestra mente mantiene una interacción
dinámica con la mente del cosmos; nuestra energía es una expresión de la
energía del cosmos.
El
flujo de la vida no es otra cosa que la interacción armoniosa de todos los
elementos y las fuerzas que estructuran el campo de la existencia. Esta
armoniosa interacción de los elementos y las fuerzas de la vida opera a través
de la ley del dar. Puesto que nuestro cuerpo, nuestra mente y el universo
mantienen un constante y dinámico intercambio, frenar la circulación de la
energía es como frenar el flujo sanguíneo. Cuando la sangre deja de circular,
comienza a coagularse y a estancarse. Por ello debemos dar y recibir a fin de
mantener la riqueza y la afluencia* - o cualquier cosa que deseemos en la vida - circulando
permanentemente.
La
palabra "afluencia" viene de la raíz latina afflúere que significa "fluir hacia". La palabra
afluencia significa "fluir en abundancia". El dinero realmente es un
símbolo de la energía vital que intercambiamos, y de la energía vital que utilizamos
como consecuencia del servicio que le * prestamos al universo. Al dinero
también se le llama moneda "corriente", nombre que refleja igualmente
la naturaleza fluida de la energía. La palabra "corriente" viene del
latín cúrrere que significa
"correr" o "fluir".
Por
tanto, si impedimos la circulación del dinero - si nuestra única intención es
acaparar el dinero y aferrarnos a él -, impediremos también, puesto que el
dinero es energía vital, que éste vuelva a circular en nuestra vida. Para que
esa energía fluya constantemente hacia nosotros, debemos mantenerla en
circulación. Al igual que un río, el dinero debe mantenerse en movimiento, o
de lo contrario comienza a estancarse, a obstruir, a sofocar y a estrangular
su propia fuerza vital. La circulación lo mantiene vivo y vital.
Toda
relación es una relación de dar y recibir. El dar engendra el recibir, y el
recibir engendra el dar. Lo que sube debe bajar; lo que se va debe volver. En
realidad, recibir es lo mismo que dar, porque dar y recibir son aspectos
diferentes del flujo de la energía en el universo. Y si detenemos el flujo de
alguno de los dos, obstaculizamos la inteligencia de la naturaleza.
En
toda semilla está la promesa de miles de bosques. Pero la semilla no debe ser
acaparada; ella debe dar su inteligencia al suelo fértil. A través de su
acción de dar, su energía invisible fluye para convertirse en una manifestación
material.
Cuanto
más demos más recibiremos, porque mantendremos la abundancia del universo circulando
en nuestra vida. En realidad, todo lo que tiene valor en la vida se multiplica
únicamente cuando es dado. Lo que no se multiplica a través del dar, ni vale la
pena darse, ni vale la pena recibirse. Si al dar sentimos que hemos perdido
algo, el regalo no ha sido dado en realidad, y entonces no generará abundancia.
Cuando damos a regañadientes, no hay energía detrás de nuestro acto de dar.
Al
dar y al recibir, lo más importante es la intención. La intención debe ser
siempre crear felicidad para quien da y para quien recibe, porque la felicidad
sostiene y sustenta la vida y, por tanto, genera abundancia. La retribución es
directamente proporcional a lo que se da, cuando el acto es incondicional y
sale del corazón. Por eso el acto de dar debe ser alegre - la actitud mental
debe ser tal que se sienta alegría en el acto mismo de dar. De esa manera, la
energía que hay en el acto de dar aumenta muchas veces más.
En
realidad, practicar la ley del dar es muy sencillo: si deseamos alegría,
démosles alegría a otros; si deseamos amor, aprendamos a dar amor; si deseamos
atención y aprecio, aprendamos a prestar atención y a apreciar a los demás; si
deseamos riqueza material, ayudemos a otros a conseguir esa riqueza. En
realidad, la manera más fácil de obtener lo que deseamos es ayudar a los demás
a conseguir lo que ellos desean. Este principio funciona igualmente bien para
las personas, las empresas, las sociedades y las naciones. Si deseamos recibir
el beneficio de todas las cosas buenas de la vida, aprendamos a desearle en
silencio a todo el mundo todas las cosas buenas de la vida.
Incluso
la sola idea de dar, el simple deseo, o una sencilla oración, tienen el poder
de afectar a los demás. Esto se debe a que nuestro cuerpo, reducido a su
estado esencial, es un haz individual de energía e información en medio de un
universo de energía e información. Somos haces individuales de conciencia en
medio de un universo consciente. La palabra "conciencia" implica
mucho más que energía e información - implica una energía y una información
que viven en forma de pensamiento. Por tanto, somos haces de pensamiento en
medio de un universo pensante. Y el pensamiento tiene el poder de transformar.
La
vida es la danza eterna de la conciencia, que se manifiesta como un intercambio
dinámico de impulsos de inteligencia entre el microcosmos y el macrocosmos,
entre el cuerpo humano y el cuerpo universal, entre la mente humana y la mente
cósmica.
Cuando
aprendemos a dar aquello que buscamos, activamos esa danza y su coreografía
con un movimiento exquisito, enérgico y vital, que constituye el palpitar
eterno de la vida.
La
mejor manera de poner a funcionar la ley del dar - de iniciar todo el proceso
de circulación - es tomando la decisión de que cada vez que entremos en
contacto con una persona, le daremos algo. No es necesario que sean cosas materiales;
podría ser una flor, un cumplido o una oración. En realidad, las formas más
poderosas de dar no son materiales. Obsequios como interesarse, prestar atención,
dar afecto, aprecio y amor, son algunos de los más preciados que se pueden dar,
y no cuestan nada. Cuando nos encontremos con alguien, enviémosle en silencio
un buen deseo por su felicidad, alegría y bienestar. Esta forma de
generosidad silenciosa es muy poderosa.
Una
de las cosas que me enseñaron cuando era niño, y que también les he enseñado a
mis hijos, es nunca visitar a alguien sin llevarle algo - no visitemos nunca a
alguien sin llevarle un regalo. Sin embargo, uno podría preguntarse:
"¿Cómo puedo hacerles regalos a los demás si ahora ni siquiera tengo
suficiente para mí?" Podemos regalar una flor; una sola flor. Podemos
llevar una nota o una tarjeta que exprese algo sobre nuestros sentimientos
hacia la persona a quien visitamos. Podemos llevar un elogio. Podemos llevar
una oración.
Tomemos
la decisión de dar en todo lugar a donde vayamos, y a quien quiera que veamos.
Mientras estemos dando, estaremos recibiendo. Cuanto más demos, más confianza
tendremos en los efectos milagrosos de esta ley. Y a medida que recibamos más,
también aumentará nuestra capacidad para dar.
Nuestra
verdadera naturaleza es de prosperidad y abundancia; somos naturalmente
prósperos porque la naturaleza provee a todas las necesidades y deseos. No nos
falta nada porque nuestra naturaleza esencial es la potencialidad pura, las
posibilidades infinitas. Por consiguiente, debemos saber que ya somos
intrínsecamente ricos, independientemente de cuánto dinero tengamos, porque
la fuente de toda riqueza es el campo de la potencialidad pura - es la
conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad, incluyendo la alegría, el
amor, la risa, la paz, la armonía y el conocimiento. Si vamos en pos de estas
cosas primero - no solamente para nosotros mismos, sino para los demás - todo
lo demás nos llegará espontáneamente.
CÓMO APLICAR LA LEY DEL DAR
Pondré
a funcionar la ley del dar comprometiéndome a hacer lo siguiente:
1)
Llevaré un regalo a cualquier lugar a donde vaya y para cualquier persona con
quien me encuentre. Ese regalo puede ser un elogio, una flor o una oración. Hoy
les daré algo a todas las personas con quienes me encuentre, para iniciar así
el proceso de poner en circulación la alegría, la riqueza y la prosperidad en
mi vida y en la de los demás.
2)
Hoy recibiré con gratitud todos los regalos que la vida me dé. Recibiré los
obsequios de la naturaleza: la luz del sol y el canto de los pájaros, o los
aguaceros de primavera o las
primeras
nevadas del invierno. También estaré abierto a recibir de los demás, sea un regalo
material, dinero, un elogio o una oración.
3)
Me comprometeré a mantener en circulación la abundancia dando y recibiendo los
dones más preciados de la vida: cariño, afecto, aprecio y amor. Cada vez que
me encuentre con alguien, le desearé en silencio felicidad, alegría y
bienestar.
* La palabra inglesa affluence -
traducida aquí como "afluencia" - significa, además de abundancia,
riqueza y prosperidad; de ahí la digresión etimológica del siguiente párrafo.
(N. del Ed. )
No hay comentarios:
Publicar un comentario