Si en algún momento te resulta difícil contactar con
el cuerpo interno, suele ser más fácil empezar centrándose en la respiración.
La respiración consciente, que es una intensa meditación por derecho propio, te
pondrá gradualmente en contacto con el cuerpo.
SIGUE LA RESPIRACIÓN CON TU ATENCIÓN, el aire que entra y sale del cuerpo. Inspira y
siente el abdomen expandirse y contraerse ligeramente con cada inspiración y
espiración.
Si te resulta fácil visualizar, cierra los ojos y
obsérvate rodeado de luz o inmerso en una sustancia luminosa, en un mar de
conciencia.
A continuación inspira esa luz. Siente que la
sustancia resplandeciente llena todo tu cuerpo y lo hace luminoso.
A partir de ahí, gradualmente, céntrate más en la
sensación. No te apegues a ninguna imagen visual. Ahora estás en tu cuerpo. Has
accedido al poder del ahora.
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